lunes, 5 de septiembre de 2016

es septiembre

Es septiembre y parece verano pero ya no.
Barcelona es otra siempre que vuelvo,
respira nueva en el relevo entre los turistas idos y los turistas de vuelta
lista para volver a estallar un año más, frenética;
para volverme a estallar un año más.

Pero aún
aún hay tiempo para disfrutar de la luz
que deja el sol sobre las azoteas semidesnudas
porque quizá no queden más
no haya ningún aún
y aún, esa es una verdad que me libera.

Quedan atrás el mar, la locura de agosto,
los trenes, las noches, los mosquitos, otras ciudades
los dialectos políticos en futuro imperfecto.

Esta es una ciudad que me enamora en boomerang.
No hay forma de alejarla ya de mí. Siempre vuelve.

El final del verano me calma.

Onírica, la realidad se ensancha:
es septiembre y toca caminar
ya sin la cesta llena de migas
hacia lo desconocido.

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