martes, 31 de mayo de 2016

Bestia humana

Cuando pienso que hoy es martes
hay un movimiento sísmico
que transporta mi humanidad
a una cinta móvil de cadáveres en masa
atravesados por quehaceres parpadeantes.

Cuando pienso que hoy es,
hay un cambio de plano imperceptible;
la humanidad se apaga:
se despierta la bestia
menos bestia que la parte humana.

En el cambio, chocan ambos por un segundo:
se miran a los ojos sabiendo
que su coexistencia efímera sólo es posible durante el segundo que comprende el cambio de rol.
Aúllan, en grito animal, en lágrima humana, al reconocerse.
Y al volver, ya no queda pensamiento.

Ya no se el significado de una entidad matizada por su denominación de martes:
la vida se extiende como un horizonte desfronterizado de tiempo, desfronterizado de razas,
donde los deberes se transforman en quereres
el humano duerme
y la bestia, baila.