martes, 24 de marzo de 2015

en cada paso cada paso

Los pasos son cada vez más cortos
y en cada uno de ellos la mujer sin velo visualiza el próximo
en cada uno de ellos la mujer sin velo es paso futuro enfático y es no.

Y al otro lado hay un espejo,
al otro lado del suelo de mármol y las escaleras,
un espejo dorado en el que ella se refleja pero no se ve
no se ve porque quizá no se reconoce en los ojos marrones plagados de mármol
no se ve porque quizá no se siente reflejo sino fuerza a la deriva.

Y en ese caminar
en ese caminar por los adoquines mojados que se alejan,
sin alejarse del todo,
en ese caminar en círculos por la ciudad dormida,
en círculos por SU ciudad dormida,
juega a inventarse alegorías de lo otro
como si eso fuese garantía
de volver después
y en los pasos cada vez más cortos
no visualizar los próximos
sino simplemente,

en cada paso cada paso

en cada peso cada paso

en cada peso cada peso

en cada paso cada peso.







sábado, 14 de marzo de 2015

como me miran las gotas

yo sentada
y la lluvia en la ventana
no dejo de mirar como me miran las gotas
porque estando ellas allí
y yo aquí
comprendo los universos que nos separan


miércoles, 11 de marzo de 2015

en qué sueñan las...

"Abrir los ojos y ver la noche.

Es siempre esa sensación.

Abrir los ojos y ver la noche extendiéndose ante mi, profunda noche en forma de campo yermo en colores malva desde la ventana, profunda noche en forma de mujer sinuosa, profunda noche en forma de hombre herido en su intento último de esquivar las horas.

Abrir los ojos y ver la noche. Abrirlos y pensar, con pánico y por un instante, que ya no ves, que ya sólo queda negrura; después acostumbrarse a las sombras, palpar la vida, respirar; después moverlo todo, abrir los ojos, abrirlos, alejar la muerte, esquivar las sombras, coger el vaso de la mesa, de la mesa el vaso, del vaso la mesa, abrir la noche, cerrar la sombra, beber el agua, anclar el cuerpo, sobre el agua palpitar. Escuchar, escuchar la noche yermo malva; escuchar la noche mujer sinuosa; todas contando historias diferentes, todas siendo la misma historia.

Abrir los ojos y ver la noche, sentir el calor, sentir el miedo y no saber cuál es del todo la diferencia. Coger el vaso, de la mesa, de la mesa el vaso, del vaso la mesa, respirar, respirar la noche, aguar los ojos, sentir la vida masturbándose en las entrañas.

Abrir los ojos y escuchar por ellos, escuchar siempre hay algo que escuchar. Escuchar los hombres y sentir las sombras, el calor y el miedo. Beber la herida, vivir la sombra y alargar el brazo, revolverse y agua, y mesa, y noche. Y sentir en una misma cama al hombre sinuoso y a la mujer caída.


Y después dormir, y abrir los ojos.
No ver ni mujer, ni campo, ni hombre herida.


La cama, sin deshacer, vacía.

Yo, sin deshacer, de día. "



En qué sueñan las camas cuando nadie duerme en ellas