domingo, 28 de octubre de 2012

Tras el velo

La luz entraba por la ventana como un espejismo. Cual esperanza, cual primer amor. Entre aquellas flores marchitas ya no quedaba más que la pena, la pena y la pena que NO nos llevamos de viaje. Y sin embargo la luz, la luz por la ventana que nos trajo ritmos de salsa, rumba y habaneras. Y sin embargo el veneno en vena, el veneno en vena de ese dulce sabor, de ese dulce sabor que envenena en vena, como la luz y el baile, por la ventana, y aquel sabor, de salsa rumba y habaneras.
Y a veces me pregunto, ya de noche y a oscuras, si la luz no fue lo que nos hizo ver que la vida, la vida infinita que todo lo abarca nos pertenece, en ese fragmento en el que la cortina, el velo, se mueve, se ondula, vibra casi imperceptiblemente, en ese instante en el que entreveo la forma, desvelo la noche, vislumbro la figura que se esconde. Y la luz de la ventana como un espejismo. Y tus ojos. Cual esperanza, cual primer amor.
No siempre tocamos el humo con los dedos, el humo... con los dedos. Ese humo que somos, y se cuela, por la ventana, en el instante, en la forma, en nosotros. El humo que vuela, que viaja, que fluye, que escapa. El humo que mando, como mensajero, a que se lleve lejos esa pena, y traiga consigo ese sabor, ese sabor que se cuela en el paladar y se queda, ese sabor de salsa, rumba y habaneras.
Como un recuerdo, la luz entraba por la ventana. Y tu cuerpo desnudo, tras la cortina.


Cual esperanza, cual primer amor.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Ritmo

Y un montón de sonidos que no tienen nada que ver revolotean en mi cabeza. Pero, ¡ah! encontré el ritmo entre todos ello, escondido entre las palabras...

sábado, 6 de octubre de 2012

With love

A ti
 
Ya llegó el ahora. Por fin llegó el momento de enfrentarse a aquello que más temo. El momento de levantarme, de la mesa, en una comida aborratada de gente que en realidad poco importa pero están ahí, en la retina. Pero si, llegó el momento de apartar la silla, con decisión, que se mueva un poco y haga ruido, anunciando el momento en el que por fin, alli de pié en aquel restaurante de los desconocidos, sin que nadie se de cuenta en realidad de lo que sucede pero todos aplaudan un poco, me levante y me vaya. Aparte la silla, así, haciendo un poco de "estoy aquí", deje la servilleta sobre la mesa y levante la copa, hacia todos y hacia nadie. Y levante la copa y me vaya. De aquí. A dónde no importa. Es solo el gesto. Estaba sentada y... enfin, no se. Lo supe. Es de esas cosas que... Pero ah... Tú que vas... no si, si, claro. Pero, ahora. Llegó, y lo sé, y ahora soy consciente y me rio, me rio a carcajadas - y siempre quedará aquello  de, si me rió y nadie lo oye, nadie salvo yo, sucedió realmente?- . Y me rió a carcajadas, porque te veo, te veo más que nunca, te veo en tus ojos de color marron. Y te veo como no te veía hace tiempo, aquí, aquí delante en el sofá, y levanto la copa y todos aplauden, y me coges en brazos y me dices "lo conseguiste, lo conseguiste", y llegó el momento, y ahora lo sé, pero un poco siempre lo supe, y tus ojos brillan y se abren a un universo desconocido, y me levanto y es un poco por mi pero es también por todos, y a través del vino se ven, un poco de forma nueva, todas las personas que aplauden, en esa mesa abarrotada, en el ahora traslúcido de un vaso de vino, de un beso de vaso, de un vino de beso, y sólo aquí, en tus brazos tengo la fuerza, y ya, es ahora, abrir la puerta, abrir la puerta de golpe. Y me levanto, y aparto la silla, y dejo la servilleta sobre la mesa, y cojo la copa, y la alzo, y los aplausos, y la gente, y la puerta, de golpe, la puerta, y marcho, marcho entre los aplausos, por el pasillo, hacia la luz. Y tú me esperas, allí, con una mano hacia mi y otra hacia quién sabe dónde. Y los aplausos, un poco sin saber y un poco sabiendo. Y la copa, vacía, y la mesa, y la gente. Y llegó el ahora. Vamos.