sábado, 31 de diciembre de 2011

La lista de los 10 indispensables

Los bordes están cerca. El fin de un año más siempre me acerca esa sensación de calma, de paz interna, de fin de un nuevo ciclo, único y maravilloso, con sus puntos fuertes, sus puntos afrutados y sus aromas a jazmín, bicicleta y vino añejo. En la cocina solo queda un frutero vacío, una silla descolocada y un cenicero sin lavar. El pintor de batallas utilizó una brocha gorda para empapar el presente de recuerdos, y el músico de renombre se olvidó de la sinfonía de repuesto en el partido de las 12. Yo sólo espero no atragantarme con las uvas, para poder estallar en carcjadas cuando todo acabe, y nos encontremos besándonos, y abrazándonos por el reencuentro. ¿Se celebra el final o el comienzo? No es más que otra de esas paradojas que conviven en mi mente junto a otros 6998 pensamientos. La mayoría te los dedico y en el resto me pierdo… Imagínate. Enero en persona viene a visitarnos. Muchos decían que había amenzado con no volver este año. No les creí. Nunca les creo. Apostar no es lo mío pero esta vez me jugé una convinación muy tentadora y tres estrategias de ajedrez a favor. Y con el pelo se me fueron las ideas. -¿No lo creés así, acaso? Pero que iluso, che. No te dizte cuenta de que cada ves que muerdo tu boca te ponés asi como tonto? Es de lo más agradable!- Pero por favor, señores. Díganme que hoy no sonríen. Díganmelo y les dejeré en paz de aquí a las próximas tres eternidades. Díganme que su política de derechas la han creado ustedes mismos, que no se la dicta el mercado, y quizá les otorgue un pelín de credibilidad. ¿Y esto es la democracia, por navidad? Que cada cual juzgue con su propia cabeza. Si por mi fuese… pero, eh. Positividad. ¿Qué nos queda, si no? Ya dije una vez que el análisis es indispensable, necesario y extremadamente útil. Pero, ante todo, seamos un poco inteligentes. Nos toca vivir aquí, nos guste o no. En este siglo y en estas circunsatancias, asique, dejemos por una noche, y sólo por una noche de analizar, criticar y rechazar, y saquémosle jugo a aquello que se asimile más a una naranja de toda esta superficialidad. Ya decían por ahí que somos ciudadanos de un lugar llamado mundo. Ciudemos un poco más de nuestra casa, y de nuestros vecinos. Pero hoy los bordes están cerca. El fin de un año más siempre me acerca esa sensación de calma, de paz interna, de fin de un nuevo ciclo, único y maravilloso, con sus puntos fuertes, sus puntos afrutados y sus aromas a jazmín, bicicleta y vino añejo...

sábado, 24 de diciembre de 2011

Bizcocho de intercambio

Ah...
pero es lo de siempre.
Llevo intentando comprender tu existencia desde el inicio, pero las respuestas a todos los interrogantes se me escurren entre las manos...
el frio enfria las ideas y congela a los poetas errantes que tabaquean y cafetean en cualquier esquina.
El ser humano, se repliega en invierno hacia la comodadad de los instintos; En busca del calor humano, la manta y la buena conversación a la luz de una chimenea. La pereza y la somnolencia se apoderan de todos aquellos que sacan un pie de la cama y comprueban que aún no ha llegado el momento.
La ciudad se apaga y las orillas se calman.
Es entonces cuando salgo a la calle, para admirar el flujo de la vida y el tiempo.
Una bonita representación, con un intenso segundo acto en tus manos, frias.
Aquí, en ese lugar en medio del todo y de la nada, las sonrisas se intercambian por bizcocho recién hecho.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Té verde y rosquillas.

La ciudad se hacía eco de nuestros pasos.
Apoyadas en los bancos del Parc Güell el mundo se nos extendía ante los ojos, pareciendo un poco más nuestro.
La vida, sin freno y siempre de prisa, parecía detenida en el cálido invierno de Barcelona.
Ella, pintora de sueños y creadora de ideas espontáneas, bailaba semidesnuda al son de las horas. De los días y los meses. La hojarasca y la nieve derretida.
No había un él, ni un nosotros ni un nuestros.
Había un todo y un punto y coma de cartón piedra no demasiado estable.
Los vecinos llegaron a quejarse. Demasiadas veces, y demasiado pronto, el ascensor quedó estropeado de tanto amor y tanta mierda. De tanto saxofón y contrabajo de escalera, de tanta risa, salto y paso.
Y ella, "una altra" ella, hermosa, bella, elegante, mujer. Que corre bajo el sol del final de día con los brazos extendidos, aspirando la vida que le otrogan la velocidad y la adrenalina. Por el centro de la carretera, cual reina de su propio universo. Se quedó atrapada en los brazos de morfeo y afrodita y quiso dejar de ser, y volar, en silencio y a escondidas de unos ojos vigilantes...
Y una última ella, pronunciada, sin dejarse ninguna "L", amante del todo y de la nada, plena de amor, de buena voluntad y cariño. Curiosa y suya, en su mundo de particularidades propias, de valentía y olvido, de nuevas experiencias, de rojo carmín..
Tres mujeres, que con sus sombreros, bufandas y guantes, bajaban a merendarse la vida y sus misterios. Cantaban melodías infinitas, sorprendían a las olas en la Barceloneta y corrían en la noche profunda.
En algún momento, todo aquel espectáculo de color y maravilla confluyó en un mismo punto y nos sorprendió, a las tres de la madrugada, colgando un cuadro en la pared.
Y al fin, mucho después, un observador ajeno descubriría tres almas, tan distintas y dicotómicas, dormidas en el sofá, arropadas por la manta y dos pequeñas estufas, con una vieja película de fondo....
Barcelona nos enredó por casualidad y se quedó a vivir con nosotras.
Ya no se quién fue la primera en ofrecerle té verde con rosquillas...
Recién hechas, por supuesto.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Som-hi!

¿Habrá algun modo de que el mundo se reconcilie consigo mismo?
Reina el egoísmo, la individualidad, el yo con el yo en oposición al tú, e incluso al nosotros...
sin ser conscientes de que todos vamos en el mismo barco.
No exiiste la destrucción individual sin que exista la destrucción colectiva. Todos somos uno. Precisamente por ello quizá el mundo sea esférico, sin esquinas... un ciclo circular infinito, del que cada uno forma parte, pero no en su individualidad, sino en su colectividad.
¿De qué sirve la felicidad propia frente a la desdicha ajena?
Pero todo finalmente, se reduce a un problema de comunicación.
Como bestias, nos gritamos señales de amor y sólo vemos alarmas de guerra.
Cuando arriva la catástrofe, la situación se vuelve dicotómica: o nos aferramos a cualquier luz de esperanza como a un clavo ardiendo, o vemos imposible la salvación y todo lo minimamente bueno nos parece una ameneza.
Es el eterno círculo vicioso...
la espiral eterna, de Brouwer.
Si, si, si.
En efecto señores.
La guitarra seguirá sonando de fondo aunque las torres gemelas vuelvan a derrumbarse desde el subsuelo.
Y no, esta vez no.
Yo, con todos los que quieran acompañarme, seguiré, como los músicos del titánic, impulsando
los atisvos de belleza que queden por descubrir.
Mi cigarrillo, mi silla plegable, mis ideas y mi sonrisa dan para mucho.
Dejemos de luchar unos contra otros, y busquemos la catársis,
que caer, sirva, sencillamente, para aprender a levantarse.
Vamos.
"Somi!"

viernes, 9 de septiembre de 2011

Modorra estival

(ACTO 1: se ve, sobre una mesa de roble, vieja pero siempre fuerte, una pequeña bola de cristal. Puede que sea un souvenir, o un recuerdo familiar de mediados de siglo. En su interior, una villa de la toscana italiana, o quizá francesa, con sus caminos culminados por idílicas vallas de madera descorchada, situada cerca del mar. )


"Los últimos vestigios del verano, las últimas luces.
Los viajes en bicicleta con los vestidos de flores a traves de los caminajos de la campiña.
Las estrellas y sus sueños de azahar.
Los naranjos en flor.
Los nuevos frutos y su recolecta.
Las noches de Shakespeare y fotografía,
de carreras bajo la lluvia mojada, bajo la lluvia húmeda y cálida,
de infancia y asombro, de bochorno y olvido,
de abandono placentero y sonrisa fácil...

A veces, en los veranos de novela y ensueño con fuerte aroma a casa familiar toscanesca, el universo del propio individuo parece quedar atrapado - aunque jamás se sentirá más libre- en una bola de cristal cuyo interior habitan la purpurina y el confeti deleitándonos con sus bailes acuáticos.
La crisis económica que pagan aquéllos que no la causaron, las injustas reformas constitucionales, las hipócritas fachadas de los partidos políticos, la desmesuradamente errónea distribución de la riqueza, la democracia utópica, la decadencia de los servicios públicos en deferencia de los privados, el avance y crecimiento del poder que posee el mercado, el calentamiento global, la trata de blancas, los miles de niños esclavizados por las marcas que día a día se consumen sin tregua - y todo el etc. -, parecen quedar en una nebulosa incierta, como si, a modo de un mimo que palpa la realidad a través de su cristal imaginario, el período estival nos diese una visión opaca de lo que no sea lo inmediato, puramente banal y cercano.

Pero, ¿en qué se quedaría si no la propia felicidad? ¿Que hacer ante una sociedad cada vez más catastrófica, decrépita y enferma? ¿La resiganción y la pasividad veraniega aplicada al día a día, o la lucha incesante vacía de esperanza desde el primer momento? ¿Realmente es tan dicotómica la situación?

NO. YA BASTA. Quiero bajarme del carro. Si el mundo sigue así yo quiero dejar de seguir girando. Señores, me cansan tremendamente.
Su afán por el dinero y el poder, o su actitud tan jodidamente apolítica.
¿Qué quieren que les diga?
Hace tiempo, cuando les comentaba que mis razones para redactar mi anterior misiva se asemejaban más a las de un pulpo en un garaje que otra cosa, me equivocaba.
Sencillamente, es una forma más de exigir ese cambio que no llega.
No se trata de decidir entre capitalismo o comunismo. Entre izquierda o derecha, entre una economía de libre-mercado o un modelo que apueste más por el proeccionismo.
No.
Dicen que el ser humano - esa categoría que quizá muchos de ustedes aún no han alcanzado- evoluciona. Evoluciona con el paso del tiempo y de los años. A mejor.
Y, si bien es cierto que la situación actual no es comparable a la de décadas o siglos anteriores, hemos llegado a un punto sin retorno. Y si han sido capaces de generar necesidades que en ningún caso son inherentes a la existencia del ser humano, de perder la naturalidad, de convertir el siglo XXI en algo puramente artificial, parasitario, estoy segura de que son más que capaces de estrujarse sus minúsculas nueces para, de una vez por todas, y sobre todo, entre todos, dejar de debatir sobre qué es lo menos malo entre todos los sistemas habidos, y crear los sistemas por haber...

Pero todo ello, aún, choca contra mi burbuja.
Desde el borde del cristal de mi universo, veo la tormenta que acecha.
Pero aún no ha llegado el momento.
Aquí, en mi mente y alma, seguimos cerrados por vacaciones.
El sol, las moras, la mermelada recién hecha,
los baños en el mar, las olas y el viento,
el sexo mañanero y el olor a café recién hecho empañan tanto los contornos de la bola que hacen, aún, todo lo demás invisible.

Ah, un poquito más, sólo quiero dormir un poquito más... "




"Quiero hacer contigo, lo que la primavera hace con los cerezos" - Pablo Neruda.

lunes, 22 de agosto de 2011

Luna, noche y sueño.

Mira como se iluminan poco a poco las luces de la ciudad,
como el niño que fue,
que bailó eternamente el vals de la vida,
aparta las sábanas con cuidado e introduce su pequeño pie.
La vetusta dama abre la ventana.
Las cortinas le rozan el rostro, se balancean con el aire.
Asoma su canto, alza su voz, tierna, insegura.
Elegante y hermosa, como ella solo sabe ser.
Libre, de nuevo, oronda y blanca
ilumina cada rincón, de aquí al mundo.
Es el comienzo de un nuevo baile.
Al son de un segundo movimiento del segundo concierto de Rachmaninov.
La noche, que todo lo inunda, que todo lo llena, que todo lo es
penetra por los sentidos y nos descubre, etéreos.
Como almas, que barruntan suspiros,
que amasan hogazas de sueños y nubes.
Descalzas, comienzan su andadura, las ilusiones, las pasiones y los deseos.
Solo poseen de unas horas,
para vagar, libres, en la mente de niños y no tan niños.
Hasta que, al final del camino, alcancen la última montaña estrellada
para asistir al parto del gran astro, del astro rey,
que las apresará.... hasta nuevo aviso.
La diferencia entre la realidad y el sueño, la noche y el día,
es sútil y armoniosa.




miércoles, 27 de abril de 2011

Alma creativa.

Me dejo llevar
por la inercia de los días;
con los ojos cerrados
el tiempo corre sin respiro.
Yo no decido,
yo no pienso;
sencillamente existo
como alma errante sin arte ni ciencia;
a la espera de que este silencio
[atronador
se quiebre,
se rompa,
se estremezca,
ante la propia evidencia
de los días en blanco.
¿Qué somos,
sino alma creativa?
Somos originalidad,
imaginación.
¡Pobres canallas no-innovadores!
Sin quererlo,
han caído en el olvido querido
en el olvido pasivo
del no-ser sino un recuerdo.
Sólo quien siga bailando con la vida
podrá proclamar, sin duda
que está vivo.

Seh...

¿Vos no lo sentís?
El calorcito del jazz...
la musicalidad de las olas...
"EL" aroma de su cabesshllo en el cuesshllo (asi pronunciado suena re-lindo!)
ah... !
eso es que aún no habés probado a abrazar una guitarra.
Probálo.
Son esas cosas que se hacen sólo una vez en la vida, por el nosequé del despertador que salió rodando por las escaleras...
¡es una oportunidad única, che!